Ganando la partida al estrés en los exámenes

La ansiedad está íntimamente relacionada con la forma en que valoramos o interpretamos una situación que se nos presenta puede ser en la vida o en los estudios, es decir que la ansiedad no es provocada por el evento en si, mas bien es producto de las consecuencias que consideramos posiblemente adversas.

Veamos un caso específico, un estudiante que debe obtener un 8 para continuar su beca universitaria, la verdadera causa de su estrés seria la posibilidad de perder su beca resultado de una mala calificación y no poder continuar sus estudios, esta cadena de pensamientos producen un efecto amplificador del estrés que fácilmente se va transformando en ansiedad.

 

Los síntomas de la ansiedad

Es importante detectar esta ansiedad y estrés a tiempo para poder contrarrestar sus efectos.

Los síntomas de la ansiedad en época de exámenes vienen dados en tres planos que se relacionan y retroalimentan mutuamente:

  1. En primer lugar, nos encontramos el nivel mental o cognitivo. Los síntomas más comunes serían: preocupación extrema, inseguridad, falta de confianza, falta de concentración, dificultad para tomar decisiones, aprensión, sentimiento de inferioridad, sensación de pérdida de control, dificultades a la hora de leer y comprender, dificultades para recordar palabras o conceptos, bloqueo mental (“quedarse en blanco”).
  2. En segundo lugar, nos encontramos el nivel fisiológico. Los síntomas más comunes serían: respiración agitada o entrecortada, sudoración, sequedad de boca, opresión en el pecho, náuseas, dolor de estómago.
  3. Y por último, a nivel conductual, los síntomas más comunes serían: falta de apetito o comer en exceso, tartamudeo, hablar rápido, risa nerviosa, manipular continuamente objetos, reacciones impulsivas (como abandonar un examen), responder sin reflexionar.

El estrés controlado nos da la energía que nos ayuda a ponernos en marcha. Por tanto, podemos afirmar que “el estrés (en su justo punto) es una reacción normal y positiva ya que este nos prepara para la acción, es esa dosis de energía vital que nos da la fuerza para afrontar los desafíos que nos plantea la vida.

Por eso, el estrés regulado y adecuado contribuye positivamente a la concentración, a la potencia física. De hecho, los deportistas cuando van a competir suelen obtener mejores resultados si su nivel de ansiedad es más elevado de lo habitual.

En el campo de la psicología existe una evidencia muy estudiada que recibe el nombre de ley de Yerkes y Dodson que describe la relación que existe entre ansiedad y rendimiento y establece que el rendimiento óptimo se obtiene con niveles medios de activación.

Sin embargo, no siempre es así. En algunas ocasiones, la ansiedad deja de ser adaptativa y acaba provocando muchas molestias, desasosiego y sufrimiento. En este caso se convierte en un inhibidor del rendimiento, entorpeciendo la capacidad de atención y concentración.

Sencillas claves para poder evitar y manejar el estrés y la ansiedad:

  • El primer paso para poder manejar la ansiedad y el estrés es reconocerla y detectarla. Esto, aunque parezca sencillo, no siempre lo es. Aprender a observar nuestro estado anímico resulta una tarea muy importante.
  • Lo siguiente es aprender a gestionar dichas emociones y para ello no hay que olvidar que siempre nos movemos en tres planos: fisiológico, mental y conductual. En la mayoría de las ocasiones nos empeñamos en modificar nuestra conducta y nos olvidamos de la verdadera raíz del problema que se encuentra en el plano mental y emocional.

En cuanto al uso de tranquilizantes, serán efectivos en aquellas situaciones que las técnicas de autocontrol de por sí no basten. Siempre es aconsejable que cualquier medida médica sea acompañada de un trabajo psicológico que ofrezca recursos para manejar personalmente dicha dificultad debido a que la medicación podrá solucionar de forma momentánea el problema, pero no de forma definitiva.

Organización en el estudio

La planificación y organización del tiempo es la mejor medida de prevención de la ansiedad y el estrés en época de exámenes, Conocer lo que podemos abarcar es fundamental. Cuando tenemos que realizar más tareas de lo que realmente podemos atender vamos gestando un sentimiento de preocupación y angustia que interfiere negativamente en nuestra capacidad de concentración lo que a su vez agrava nuestra ansiedad y nos vemos inmersos en un círculo vicioso en el que es difícil salir.

Por tanto, ser capaces de conocer lo que sí podemos abarcar nos hace estar tranquilos, factor que repercute directamente en la atención y por tanto en el rendimiento.

Otros consejos

Por último, sería conveniente tener en cuenta ciertos aspectos básicos de la vida cotidiana que serán esenciales cuidar. Entre ellos tener en cuenta:

1) Realizar ejercicio físico ya que supone una de las mejores maneras de encontrar un estado de dinamismo al segregar endorfinas y liberar tensiones.

2) Realizar una alimentación sana y equilibrada. Si se come algo entre horas los frutos secos resultan una buena opción ya que contienen azúcares de liberación lenta lo que beneficia la concentración.

3) Tener mucho cuidado con el uso de estimulantes como la cafeína ya que nos llevan a un estado de “nerviosismo y confusión” en el que nos vemos muy activos, pero no por ello con capacidad para retener ideas y conceptos.

4) No debemos dejar de dormir entre siete u ocho horas todas las noches ya que el descanso es una de las mayores garantías para lograr una buena concentración y un estado de ánimo positivo.

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