Navidad, navidad, navidad, ¿quién puede pensar en la navidad como un momento triste? Es la época que para la sociedad que vivimos se identifica con amor, armonía, familia pero…muchas veces pareciera que las estadísticas clínicas dicen lo contrario,
Para muchos la navidad resulta que es un período difícil y negativo.
Es paradójico porque son unas fechas en donde se habla de familia, amor, amistad, regalos, esperanza, diversión, luces de alegría, felicidad…pero por otro lado mucha gente lo asocia a tristeza, perdidas, soledad, angustia, estrés, angustia, infelicidad… ¿Cómo puede ser eso? La razón es muy fácil de explicar, las Navidades son fechas en donde existe la obligación artificial de tener que vivir emociones positivas, de hacer regalos, de comprar cosas, de reunirnos con los que más queremos, de estar contentos, de poner un árbol de Navidad en casa, se nos a querido presentar una época en de los ¨finales felices¨ se hacen realidad y al mejor estilo Hollywood todos los problemas se resuelven por arte de magia.
Tanta obligación creada produce un efecto negativo a mucha gente. Es el poder negativo de lo que en psicología se llaman los “Debería”. Más concretamente, vamos a llamarles los “Deberías” navideños.
Usar la palabra ¨Deberia¨ nos genera un pensamiento rigido, nos presenta las cosas no como son sino como deberían ser y dado que en la vida nada es absolutamente rigido terminamos bloqueándonos e inmovilizándonos y creando ansiedad en donde perdemos el contacto con la realidad cuando entramos a un mundo de cómo deberían ser las cosas idealmente y no como son en realidad.
En la época navideña los deberías salen a flote casi mas que en cualquier época del año, el problema es que son estos deberías que nos hacen perder lo positivo de la navidad ovidandonos que parte de lo que nos hace felices en navidad tiene que ver con lo sencillo y la elección personal.
Por ejemplo, hacer regalos o comprar cosas caras en Navidad es una elección personal (puedes elegir no hacerlo) pero si la convertimos en un absoluto universal estamos condenados a tal nivel de presión, de rigidez y de falta perspectiva que finalmente acabaremos tomando malas decisiones, estresándonos y pasándolo muy mal. Veamos algunos ejemplos muy típicos de las deberías navideños y sus consecuencias:
– El estrés asociado a hacer regalos. “Debería hacer regalos (y que sean perfectos) a toda mi familia”
– La presión del gasto en las compras. “Debería comprar el mejor jamón”
– Las tensiones en las cenas familiares. “Deberíamos estar todos juntos y contentos”
– Los procesos de duelo enquistados. “Mi padre debería estar aquí por estas fechas”
– El estrés de las cargas familiares. “Debería hacer perfecta la cena para 30 personas”
– La obligación de estar alegre. “Debería estar contento todas las Navidades”
– La sensación de no poder escapar a la dinámica de siempre. “En Navidades debería ser todo de esta forma, todo lo demás está mal”
Otro ejemplo, una de las obligaciones más fuertes es reunirse con la familia al menos el 24/ 25 de Diciembre. Ese día todos y cada uno de los habitantes de los países occidentales deberíamos ser“super felices” con todas nuestras familias cenando al calor de pavo recién horneado. El que no haga eso parece un bicho raro, la publicidad nos bombardea con objetos para que ese día sea el mejor de tu vida, las peliculas americanas te dicen que ese díatodo tiene que acabar bien y hasta algún guía espiritual te dira que segur oestás loco si ese día no cenas con los tuyos. Este “debería” provoca tal nivel de presión ante algo que realmente no es obligatorio que para muchas personas puede ser devastador. Nos creamos un circulo muy difícil de salir porque estás
obligado a estar con tu familia y a estar muy feliz pero ¿y si ese día no quieres estar feliz? ¿Y si no tienes tantas ganas de estar ese día con tu familia? ¿Y si estás triste por una pérdida? ¿Y si el estrés por la cena te invade?…pues estás perdido porque con los “Deberías” nunca hay excepción, son tan crueles que sólo te aprisionarán en un círculo vicioso lleno de ansiedad angustia, tristeza, culpabilidad…e incluso podemos llegar tener consecuencias negativas como forzar cenas familiares que muchas veces acaban mal con discusiones o tensiones desagradables.
¿Cómo se arregla todo esto? Pues es relativamente fácil, rompe en pedazos tus “deberías navideños” y ya verás cómo puedes pasarte unas fiestas mucho mejores: Deja de lado esas dinámicas consumistas tan rígidas, vete de vacaciones en Navidades a la playa por primera vez en tu vida,no cocines y encarga la cena de Navidad, plantéate que si no se puede estar todos juntos el 25 de Diciembre tienes 365 dias por delante para estar con las personas que aprecias, no hagas tantos regalos o incluso permítete por estas fechas no obligarte a pensar en los que ya no están (recuerda que es un paso más en tu proceso de duelo)…Si logras romper toda esta presión y rigidez será slibre y finalmente tu decidirás como quieres vivir la Navidad, con todos sus ingrediente típicos (arbolitos decorados, regalos, cenas, felicitaciones y pavo incluidos) o con ninguno. Nadie nos obliga a nada. Ni siquiera a ser felices.