¿Recuerdan al actor Robin Williams?, sonriente todo el tiempo, bromista sin igual y trasmitía felicidad a todos a su alrededor, meses después de su muerte su esposa advertía que nadie había percibido los signos de alarma, se miraba el rosto superficial y alegre, pero si hubieran sabido que buscar hubieran quizá podido evitar la tragedia.
Todo ser humano vive permanentemente dividido entre la relación con el exterior y la relación consigo mismo, y esto se produce a la vez.
Es decir que en nuestra mente hay un constante dialogo interno de lo que pasa afuera y lo que pasa dentro de nosotros, este es un dialogo que no se detiene y es precisamente ese dialogo interno que juega un papel clave en una depresión.
Un elemento común en una persona con depresión es ensimismarse, retirarse a su propio mundo interno, incrementa ese dialogo interno mostrando una cara de normalidad al mundo, convirtiendo el dialogo interno es el factor mas importante pero lleno de reproches y conflictos internos, progresivamente la mente se va llenando de reproches de incompetencia, imposibilidades, defectos, errores y un largo etcétera. Se ha creado un saco con todas las recriminaciones posibles, saturando a la mente con tanto machaque que se queda en blanco.
Solo se percibirá una profunda tristeza y el sentimiento de no poder con la vida
La persona con depresión desconecta el sentido de la importancia en el aquí y el ahora llevan a un primer plano el único conflicto existencial que le hace sentido en ese momento, las posibilidades de lo que hubiera sido, de lo que no fue, ni es, ni será pero que de alguna forma tendría que hacer sido así, desconectándole de su realidad presente.
El idealismo de una persona con depresión se incrementa en búsqueda de sus ideales de justicia, coherencia, perfección y eficacia absolutas. Se fija en la mente de la persona la inevitable comparación y en ese lugar estarán puestos algunos de los personajes que le rodean: ellos pueden o han podido, él o ella, no.
Todo evento personal se colocara bajo la lupa del juez mas exigente y perfeccionista, uno mismos siendo absolutamente intolerante a sus fallas, no permitiendo margen de error para aceptar la mas mínima señal de incoherencia, traición o mentira.
En este proceso de alejamiento con la realidad la persona siente que nadie le comprende, condenándose a ser el único con la capacidad de sacarlo de la situación en que se encuentra, esto lo coloca ante el hecho que no es posible salir de la depresión por cuenta propia y creara un circulo vicioso de hundirse mas en la depresión ante cada intento fallido.
Es precisamente porque la depresión tiene sus orígenes en ese dialogo interno, lo implacable de esa internalización, esos juicios internos de valor que no dan lugar al mínimo error es lo que va llevando al paciente progresivamente a un estado grave de tristeza y apatía.
Si bien la dificultad para detectar el proceso que lleva a la depresión es alto podemos y percibiendo cambios que van en una pequeña cadena llevando a la persona a la depresión y de esta forma poder intervenir antes que sea demasiado tarde.
Veamos algunos factores de esa cadena de cambios que nos permitan reconocer el camino que lleva a la depresión:
- Se va produciendo un retraimiento de actividades y relaciones que antes producían placer, o con las que previamente estaba comprometida.
- La persona puede estar escuchando las situaciones o problemas de los otros, pero hablará muy poco de sí misma y de lo que le inquieta.
- La autocrítica le cierra el paso a las palabras, lo que además le hará sentirse hipócrita frente a los demás, por esa división entre lo que escucha y dice, y lo que piensa ella para adentro.
- Esa sensación de estar y no estar la harán valorarse como “rara” y se manifestará hacia fuera en un aspecto de persona parada, inhibida y que duda de todo.
- Cualquier tarea, hasta la más nimia, se habrá convertido en una obligación, en un deber que le costará mucho cumplir o irá aplazando.
- En cualquier conversación, debate o problema, el depresivo sacará su negativismo. Cualquier solución que se aporte será considerada inviable e incluso, si no encuentra cómo rebatirla, saltará de tema hacia otro insoluble.
- De fondo puede aparecer la nostalgia de la infancia, juventud, otros tiempos en los que, supuestamente, se era totalmente feliz y que ahora son irrecuperables.
- En sus escuetas charlas se referirá a familiares o personajes, presentes o pasados, que son o fueron capaces de vivir, sin fallar nunca y en circunstancias mucho peores de las que ha de enfrentar el sujeto.