Los trastornos mentales más comunes que atienden los psiquiatras

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Existen una serie de enfermedades que los psiquiatras comúnmente atendemos en las clínicas, muchas veces los pacientes se preguntan, ¿necesitare un psiquiatra para que me ayude en lo que estoy sintiendo? Deseo presentarte a continuación los trastornos mas comunes que se presentan y a los cuales los psiquiatras damos tratamiento.

Los trastornos mentales no discriminan por la edad, la raza u origen étnico. El espectro de trastornos va de leve a grave y, como cualquier condición médica, existen muchos factores desencadenantes.

Veamos pues cuales son los trastornos mentales mas comúnmente presentados en las clínicas.

  • Trastornos del estado de ánimo.

De las situaciones más común mente tratadas en las clínicas psiquiátricas, los estados de ánimo son emociones sostenidas, que colorean la manera de ver la vida. Cuando alguien tiene un trastorno del estado de ánimo, el panorama general no es color de rosa. Las personas con estos trastornos tienen estados de ánimo que van más allá de sentirse “tristes”.

Dentro de estos trastornos se puede mencionar el trastorno bipolar, además el trastorno depresivo mayor y el trastorno distímico.

La depresión mayor se caracteriza por una tristeza profunda persistente. Los síntomas como la fatiga, falta de concentración, cambios en el apetito y pensamientos de suicidio interfieren con el funcionamiento diario. Las personas con distimia manifiestan síntomas menos severos pero más duraderos. Otras formas de depresión son la depresión posparto.

Afortunadamente, la depresión puede ser tratada y los mejores resultados se logran cuando el tratamiento se inicia tan pronto como se diagnostica la depresión. La mayoría de las personas con trastornos del estado de ánimo se benefician de los medicamentos antidepresivos y la psicoterapia. La clave para el éxito del tratamiento de los trastornos del estado de ánimo y la prevención de futuros episodios es continuar tomando los medicamentos y la búsqueda de ayuda.

  • Trastornos de la Personalidad.

Los seres humanos tienen una colección de rasgos de la personalidad que se basan en nuestras experiencias e influyen en nuestra interacción social, nuestro comportamiento y forma de pensar. Estos rasgos están profundamente arraigados en nuestra cultura. Las personas con trastornos de la personalidad tienen rasgos de carácter muy rígidos que pueden afectar a su capacidad para funcionar en situaciones cotidianas.

Entre los trastornos de personalidad más comunes se encuentran:

  • Trastorno de la personalidad antisocial: se refiere a aquellas personas que no siguen las reglas sociales y tienen poca consideración por los sentimientos de los demás. A menudo muestran un comportamiento criminal y no muestran remordimiento.
  • Trastorno límite de personalidad: este trastorno hace que la gente sea inestable e impulsiva. Temen el abandono y tienen dificultades para mantener relaciones estables.

El diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la personalidad es difícil porque hay muchos factores biológicos y ambientales que interfieren. Además, muchas personas que sufren algún tipo de trastorno de la personalidad suelen padecer algún otro tipo de trastorno mental, como los trastornos de ansiedad, el TDAH, la depresión y el trastorno bipolar.

  • Trastornos de la alimentación.

Cuando una persona con anorexia se ve en el espejo, él o ella ve un reflejo de sobrepeso, no el cuerpo desnutrido que en realidad se refleja. La falta de alimentación y la obsesión con la comida puede llevar a la gente con anorexia a numerosos problemas de salud potencialmente mortales, como la desnutrición.

La bulimia nerviosa se produce en aquellas personas que consumen grandes cantidades de comida y luego, lamentando su comportamiento y la falta de control, se purgan a base de vómitos, uso de laxantes, ayuno o ejercicio obsesivo.

Los trastornos alimenticios se pueden tratar con tratamientos personalizados que ofrecen medicación, consejería nutricional y terapia individual y de grupo.

  • Déficit de Atención e Hiperactividad.

¿Te acuerdas del compañero de tu colegio que no podía quedarse quieto, siempre estaba hablando o interrumpiendo, se le olvidaba hacer la tarea y parecía perderlo todo? Lo más probable es que el niño sufría de trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH).

El TDAH es un trastorno común en la niñez. Por lo general se diagnostica en niños muy activos que tienen dificultades para concentrarse y controlar su comportamiento. La genética pone algunos niños en situación de riesgo.

Para diagnosticar y posteriormente tratar el TDAH, los profesionales médicos evalúan primero la salud física del niño para descartar otras enfermedades, como la mala visión o pérdida de audición. Las observaciones y los informes de los maestros y los miembros de la familia ayudan a un médico a establecer un diagnóstico y comenzar el tratamiento. Muchos niños reciben medicación y terapia conductual.

La mayoría de los niños con TDAH superan o aprenden a manejar muchos de los síntomas. Sin embargo, algunos continúan teniendo este trastorno en su vida adulta, por lo que su vida personal y profesional resulta difícil de manejar.

  • Fobias.

Las fobias también se engloban dentro de los trastornos de ansiedad. Las fobias pueden ser muy dispares, desde hablar en público hasta el pánico a las serpientes. Cuando estas fobias interrumpen sus actividades diarias empiezan a ser un problema.

Un ejemplo sería la fobia social. Usualmente comienza en la adolescencia. Se convierte en un problema o trastorno cuando pasan días y semanas preocupándose por las relaciones sociales. Al igual que con el trastorno de pánico, la ansiedad social puede conducir a la agorafobia.

La medicación y la terapia puede ayudar a aliviar la ansiedad y permitir que los pacientes puedan funcionar normalmente.

  • Trastornos de Ansiedad.

Los trastornos de ansiedad engloban una serie de enfermedades mentales:

–              El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una combinación de pensamientos recurrentes (obsesiones) y acciones repetitivas (compulsiones) que realiza una persona con la creencia de que el comportamiento le da el control de la obsesión. Por ejemplo, una mujer obsesionada con la limpieza puede sentir la necesidad de lavarse las manos una y otra vez. Algunas personas con TOC desarrollan rituales diarios muy complejos.

–              Trastorno de estrés postraumático (TEPT) se produce después de una experiencia aterradora en la que la persona sintió la amenaza de daño físico o miedo, horror o impotencia.

–              Trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Las personas con TAG se preocupan demasiado por las situaciones de la vida cotidianas y, a menudo esperan desastres. Cuando su nivel de ansiedad se eleva, son un “manojo de nervios” y experimentan síntomas físicos tales como tensión muscular, sudoración, temblores y náuseas.

Muchas personas que sufren de trastornos de ansiedad se automedican con alcohol y drogas. Sin embargo, se debe buscar ayuda profesional porque, como el trastorno de pánico, los trastornos de ansiedad se pueden tratar con medicamentos y terapia.

  • Trastorno de pánico.

El corazón late muy deprisa. Dificultad para respirar. Las náuseas y los mareos. Debilidad. Sudoración. Hormigueo manos. Dolores en el pecho. Sensaciones de sofoco. La pérdida de control. Terror.

Los ataques de pánico son muy reales, es la manifestación física del miedo. Durante un ataque de pánico severo, podrías incluso creer que estás teniendo un ataque al corazón. Por otra parte, debido a que un ataque de estas características puede ocurrir en cualquier momento, existe el miedo adicional de no saber cuándo será el siguiente ataque.

Está clasificado como un trastorno cuando se produce varias veces y es incapacitante. Muchas personas empiezan a tener ataques de pánico en la adolescencia o en el principio de la vida adulta. Este trastorno parece ser hereditario. Sin ayuda, las personas que sufren ataques de pánico pueden desarrollar agorafobia, miedo a los espacios abiertos. Las personas con agorafobia tienen un miedo intenso a situaciones o lugares de los que no pueden escapar.

La buena noticia es que el trastorno de pánico es el trastorno de ansiedad más tratable. Los pacientes reciben una combinación de medicamentos y psicoterapia.

  • Trastorno Bipolar.

El trastorno bipolar, englobado en los llamados trastornos del estado de ánimo, provoca en las personas que lo padecen emociones muy exageradas (son los llamados episodios maníacos) para después pasar a niveles anímicos peligrosamente bajos (depresión). Los extremos son tan drásticos que pueden dañar las relaciones sociales, provocando como resultado un bajo rendimiento en la escuela o el trabajo y con riesgo de suicidio.

La mayoría de las personas con trastorno bipolar son diagnosticados a los 25 años, pero muchas veces esta enfermedad no es fácil de detectar. Dado que las pruebas de sangre y escáneres cerebrales no pueden detectar el trastorno bipolar, los profesionales de la salud mental se basan en la historia clínica del paciente. Las personas con trastorno bipolar pueden llevar una vida normal con un tratamiento adecuado que combine medicación y psicoterapia para controlar los síntomas y reducir el riesgo de futuros episodios.

  • Esquizofrenia.

Imagínate que escuchases voces que otras personas no oyen y que invaden tus pensamientos conspirando para que hagas algún tipo de daño. Para una persona con esquizofrenia, estas experiencias incontrolables pueden ser incapacitantes.

La esquizofrenia, una misteriosa enfermedad que por lo general se presenta en personas de 16 a 30 años, afecta a hombres y mujeres por igual. La causa se desconoce, por lo que los médicos tratan de controlar los síntomas de los pacientes con fármacos antipsicóticos y terapias psicosociales que enseñan mecanismos de supervivencia.

  • Trastornos del Espectro Autista.

Los genes, otras condiciones médicas y el medio ambiente pueden colocar a ciertos niños en situación de riesgo de padecer los llamados trastornos del espectro autista, más comunes en los niños que en las niñas. Los trastornos del espectro autista comienzan cuando los niños son muy jóvenes y es difícil de diagnosticar debido a que no existe una prueba médica o de sangre para confirmarlo. Del mismo modo, no existe una cura. Sin embargo, la detección e intervención temprana con terapia conductual y educativa que se basa en los desafíos individuales del niño es bastante efectiva.

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